sábado, 31 de julio de 2010

Una de las indispensables: "MIERDA"


La palabra MIERDA es multifacética, eso la hace irreemplazable. Quien la use no debe ser juzgado de "malhablado" ya que al incluirla en su vocabulario no lo está dotando de vulgaridad sino que está incrementando su poder de expresividad. Una frase con difuso sentido puede convertirse en una unidad con contundente poder de comunicación con la sóla inclusión de dicha palabra.



Algunos ejemplos de su utilización:


Ubicación Geográfica: Andate a la MIERDA.

Adjetivo calificativo: Sos una MIERDA.

Momento de escepticismo: No te creo ni MIERDA.

Deseo de venganza: Lo voy a hacer MIERDA.

Accidente: Se hizo MIERDA.

Efecto Visual: No se ve una MIERDA.

Deseo de destino: Váyanse a la MIERDA!!!

Especulación del conocimiento: Que MIERDA es eso?

Momento de sorpresa: ahhh la MIERDA !!!

Actitud de resentimiento: No me regaló una MIERDA.

Deseo de ánimo: Apurate con esa MIERDA!!!

Situación de desorden: Todo está hecho una MIERDA.

Rechazo despectivo: Que se cree la MIERDA esa?

Situación alquimista: Todo lo que toca se vuelve MIERDA.

Mendieta dice...

miércoles, 28 de julio de 2010

La puta que vale la pena estar vivo!



Las malas palabras no sólo son útiles en momento de dolor, tensión o enojo... también son útiles en momentos de felicidad!

jueves, 22 de julio de 2010

Comprueban que decir malas palabras ayuda a tolerar el dolor

En un experimento británico, quienes insultaron sufrieron menos una situación dolorosa.

Si uno se pega en el pulgar con un martillo, ¿soltar una serie de palabrotas en serio disminuye el dolor? De forma automática o involuntaria, insultar en esas circunstancias es algo muy común, si no universal, y un grupo de científicos británicos se preguntó si contribuye a reducir la agonía.

En un estudio que se publicó la revista especializada NeuroReport, los investigadores reunieron a 68 estudiantes que se mostraron dispuestos a sumergir las manos en agua helada para ver cuánto tiempo podían aguantar. En primer lugar, les pidieron que dijeran "cinco palabras que usarían al golpearse el pulgar con un martillo".
Los voluntarios sumergieron la mano en agua a cinco grados de temperatura mientras repetían el primer insulto elegido. A modo de control, realizaron el mismo proceso pero usando una palabra neutra que habían elegido para describir una mesa.

Los investigadores registraron su ritmo cardíaco y cuánto tiempo podían mantener las manos en el agua helada. En su mayor parte, los participantes podían soportar el dolor durante un lapso bastante mayor si insultaban que si no lo hacían, en promedio unos 40 segundos más.
"En términos científicos -declaró Richard Stephens, profesor de psicología en la Universidad Keele de Inglaterra y autor del estudio- sólo analizamos un tipo particular de dolor. Los diferentes tipos de dolor tienen leves diferencias en términos psicológicos, a pesar de lo cual es probable que el hallazgo pueda aplicarse a todos".

Por qué un insulto tiene efectos físicos no está claro, pero los científicos especulan que tiene relación con la forma en que el cerebro trabaja. A diferencia del lenguaje "normal", que se apoya en el lado izquierdo del cerebro, las injurias apelan a ciertos elementos del lado derecho, como la amígdala cerebral, que puede iniciar respuestas físicas y hacer que se disminuya el dolor.
Stephens, que pensó en este fenómeno mientras escuchaba las malas palabras que gritaba su mujer cuando daba a luz, señaló que hay circunstancias en que los insultos son adecuados. "No lo recomendaría cuando hay chicos cerca, pero pueden ser de mucha utilidad", concluyó.


Por: THE NEW YORK TIMES ESPECIAL PARA CLARIN

Mendieta dice...

domingo, 18 de julio de 2010

Mendieta dice...

El valor de las malas palabras

Mendieta dice...

REVALORIZAR LAS MALAS PALABRAS

Desde el 19 de julio de 2007, día en que se fue el Negro Fontanarrosa, se han visto cientos de homenajes. Al estar por cumplirse 3 años de esa fecha nosotros nos proponemos realizar el nuestro.

El hecho puntual en que nos basaremos para realizar este reconocimiento será la genial disertación que realizó en el III Congreso Internacional de la Lengua Española en el 2004, cuyo principal eje fue la defensa de las "Malas Palabras"

“hay palabras, palabras de las denominadas

malas palabras que son irremplazables, por

sonoridad, por fuerza, algunas incluso por

contextura física.”

Con este proyecto lo que buscamos no es fomentar el mal uso del lenguaje ni la precarización del mismo. El objetivo que se persigue es la revalorización del uso de esas llamadas “palabrotas” como herramienta irremplazable de la expresividad y además como exteriorización espontánea que entre otras posee virtudes terapéuticas.